En Berwick cortamos indistintamente a mano (el cortador con una afilada cuchilla como herramienta de trabajo, se afana sobre las piezas que componen el patrón) o mediante máquinas de corte controladas por ordenador, que maximizan el rendimiento de las hojas de piel. Ambos sistemas tienen como principal premisa la precisión en su tarea.
Un buen aparado hace un buen zapato. Esta sección compone el puzzle de piezas que resultan del corte, cosiéndolas con minuciosidad entre sí y al forro, elaborando festones, troquelando marías, rebajando cantos, dejando el zapato listo para el montado.
La suela se pega al zapato para fijarla en un paso previo a su cosido. Se produce posteriormente un predesvirado que reduce algo el sobrante de la suela, y ésta se cose al cerco con un hilo encerado de ocho cabos. Dicho cosido no perfora la palmilla, haciendo al zapato resistente al agua. Mediante el desvirado se ajusta con exactitud el "vuelo" del cerco.
Una fábrica sería en si misma una gigantesca máquina de complicado funcionamiento, en la que cada engranaje cumple una función determinada y es indispensable en el rendimiento global. O una orquesta cuyos músicos tocan en perfecta coordinación.
Siempre en perpetua lucha contra el tiempo, y con la aspiración a la excelencia en la labor realizada como horizonte.
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