El olivar jiennense cuenta con varios ejes que movilizan la maquinaria del aceite de oliva virgen extra. Zonas geográficas idóneas para la crianza óptima del producto más mimado de Jaén. La localidad de Rus está insertada en uno de estos rincones repletos de tapetes verdes, donde podemos encontrar a ‘Don Ruseño’ y ‘Valdecanales’.

Un enclave que suma varios aspectos para sellar la importancia de la cultura del aceite de oliva: la riqueza agrónoma de sus campos, el valor de la tradición y la cercanía -a ocho kilómetros- de las ciudades patrimonio de la humanidad de Úbeda y Baeza. Todo ello, al fin y al cabo, se traduce en un excelente binomio de gastronomía y calidad que impulsa el territorio jiennense a una sobresaliente cúspide culinaria.

Para poner en valor estas premisas y crear un zumo de frutas extraordinario, aparece un arduo trabajo de la Cooperativa Señora del Rosario y San Blas, que han conseguido fusionar las señas de identidad de este territorio con la innovación en los procesos productivos del aceite de oliva virgen extra.

Desde su fundación en 1956, se ha marcado como objetivo conseguir un producto único, natural y de calidad, que tiene su máxima expresión con ‘Don Ruseño’, ‘Giribaile’ y ‘Valdecanales’. Y lo ha logrado gracias al esfuerzo de diferentes generaciones al frente del cultivo del olivar, que han trasmitido a su trabajo una meticulosa atención y un enorme mimo.